El dia a dia (Vida 30,18-22)

[18] Otras vezes me da una bovería de alma, digo yo que es, que ni bien ni mal me parece que hago, sino andar al hilo de la gente, como dizen: ni con pena ni gloria, ni la da vida ni muerte, ni plazer ni pesar. No parece se siente nada. Paréceme a mí que anda el alma como un asnillo que parece que se sustenta porque le dan de comer y come casi sin sentillo; porque el alma en este estado no deve estar sin comer algunas grandes mercedes de Dios, pues en vida tan miserable no le pesa de bivir y lo passa con ygualdad, mas no se sienten movimientos ni effetos para que se entienda el alma.

[19] Paréceme agora a mí como un navegar con un ayre muy sossegado, que se anda mucho sin entender cómo; porque en estotras maneras son tan grandes los effetos, que casi luego vee el alma su mejoría. Porque luego bullen los desseos y nunca acaba de satisfazerse un alma. Esto tienen los grandes ímpetus de amor que he dicho, a quien Dios los da. Es como unas fontezicas que yo he visto manar, que nunca cessa de hazer movimiento el arena hazia arriba. Al natural me parece este exemplo y comparación de las almas que aquí llegan: siempre está bullendo el amor y pensando qué hará. No cabe en sí, como en la tierra parece no cabe aquella agua, sino que la echa de sí. Ansí está el alma muy ordinario, que no sossiega ni cabe en sí con el amor que tiene; ya la tiene a ella empapada en sí. Querría beviesen los otros, pues a ella no la haze falta, para que la ayudassen a alabar a Dios. ¡O qué de vezes me acuerdo del agua biva que dixo el Señor a la samaritana!, y assí soy muy afficionada a aquel Evangelio, y es ansí cierto, que sin entender como agora este bien, desde muy niña lo era, y supplicava muchas vezes al Señor me diesse aquel agua, y la tenía debuxada adonde estava siempre con este letrero, quando el Señor llegó al pozo: ‘Domine, da mihi aquam’.

[20] Parece también como un fuego que es grande y, para que no se aplaque, es menester aya siempre qué quemar. Assí son las almas que digo. Aunque fuesse muy a su costa, querrían traer leña para que no cessasse este fuego. Yo soy tal que aun con pajas que pudiesse echar en él me contentaría, y ansí me acaece algunas y muchas vezes; unas me río y otras me fatigo mucho. El movimiento interior me incita a que sirva en algo, de que no soy para más en poner ramitos y flores a ymágines, en barrer o en poner un oratorio, o en unas cositas tan baxas que me hazía confusión. Si hazía algo de penitencia, todo poco y de manera que, a no tomar el Señor la voluntad, vía yo era sin ningún tomo, y yo misma burlava de mí. Pues no tienen poco trabajo a ánimas que da Dios por su bondad este fuego de amor suyo en abundancia, faltar fuerças corporales para hazer algo por Él. Es una pena bien grande. Porque, como le faltan fuerças para echar leña en este fuego y ella muere porque no se mate, paréceme que ella entre sí se consume y haze ceniza y se deshaze en lágrimas y se quema; y es harto tormento, aunque es sabroso.

[21] Alabe muy mucho al Señor el alma que ha llegado aquí y le da fuerças corporales para hazer penitencia, o le dio letras y talento y libertad para predicar y confessar y llegar almas a Dios. Que no sabe ni entiende el bien que tiene, si no ha passado por gustar qué es no poder hazer nada en servicio del Señor, y recebir siempre mucho. Sea bendito por todo y denle gloria los ángeles, amén.

[22] No sé si hago bien de escrivir tantas menudencias. Como vuesa merced me tornó a embiar a mandar que no se me diesse nada de alargarme ni dexasse nada, voy tratando con claridad y verdad lo que se me acuerda. Y no puede ser menos de dexarse mucho, porque sería gastar mucho más tiempo, y tengo tan poco como he dicho, y por ventura no sacar ningún provecho.

La vida de la madre Teresa de Jesús y algunas de las mercedes que Dios le hizo, escritas por ella misma […], dins Los libros de la madre Teresa de Jesús, fundadora de los monesterios de monjas y frayles carmelitas descalços de la primera regla, Barcelona: Jaume Cendrat, 1588, ff. 375v-377.