Teresa i Rodrigo (Vida 1,4-5)

[4] Pues mis hermanos ninguna cosa me desayudavan a servir a Dios. Tenía uno casi de mi edad, juntávamonos entrambos a leer vidas de santos, que era el que yo más quería, aunque a todos tenía gran amor, y ellos a mí. Como vía los martyrios que por Dios los santos passavan, parecíame compravan muy barato el yr a gozar de Dios y desseava yo mucho morir ansí, no por amor que yo entendiesse tenerle, sino por gozar tan en breve de los grandes bienes que leya aver en el cielo. Juntávame con este mi hermano a tratar qué medio avría para esto. Concertávamos yrnos a tierra de moros, pidiendo por amor de Dios, para que allá nos descabeçassen. Y paréceme que nos dava el Señor ánimo en tan tierna edad, si viéramos algún medio, sino que el tener padres nos parecía el mayor embaraço. Espantávanos mucho el dezir que pena y gloria era para siempre, en lo que leyamos. Acaecíanos estar muchos ratos tratando d’esto y gustávamos de dezir muchas vezes: ¡para siempre, siempre, siempre! En pronunciar esto mucho rato era el Señor servido me quedasse en esta niñez imprimido el camino de la verdad.

[5] De que vi que era impossible yr a donde me matassen por Dios, ordenávamos ser hermitaños; y en una huerta que avía en casa procurávamos, como podíamos, hazer hermitas, poniendo unas pedrezillas que luego se nos cayan, y ansí no hallávamos remedio en nada para nuestro desseo; que aora me pone devoción ver cómo me dava Dios tan presto lo que yo perdí por mi culpa.